martes, 6 de marzo de 2018

Martita...la limpita.

Si habìa algo que se destacaba en Martita era su pulcritud un tanto èxagerada.
Ella era, a la vista del vecindario, limpia por fuera pero màs aùn por dentro.
No se sabìa a ciencia cierta cuantas horas duraban sus dìa porque a Martita
las horas le rendìan el doble.
Su casa siempre impecable, su jardìn era la envidìa de las comadronas del barrio,

sus hijos los mejores del colegio y por supuesto los màs limpitos,no habìa baches
y ella siempre arreglada, su cabello en ordèn y a la moda, sus manos impecables
a pesar que no tenìa jardinero...còmo hacia para lograr la perfecciòn se preguntaban
las que como yo observaban desde afuera esta vida idìlica?
Cierto dìa me crucè con Martita en el consultorio del psicòlogo , me sentì un poco
confundida, la persona menos indicada para estar ahì, pensaba.Me dediquè a escucharla
sin interrumpir, aunque lo hubiera deseado, las làgrimas no se hicieron rogar, era
como si su vida dependiera de mì, la sentì tàn vacìa y a la vèz notaba como se iba
liberando de trastos viejos, veìa volar escobas,baldes,se me figurò un tablero de ajedrez
volando por los aires,en un momento notè que estaba callada, su compostura habitual
habìa vuelto a la normalidad, se arreglò su cabello y se dispuso a salir, le preguntè si
anulaba su consulta y con una sonrisa amplia me dijo que no lo necesitaba màs, ya 
habìa encontrado la salida.
Pasò un mès desde ese encuentro, me asomo a mi ventana y Martita me llama desde
la vereda, me hace señas para que salga, fuì a su encuentro y la notè diferente,arreglada
como siempre pero habìa algo en su mirada,màs luminosa quizàs? me comenta que le
encantarìa salir a tomar un cafè, mirar algunas tiendas de ropa, sentarnos en una plaza 
y charlar, sin ànimo de molestarme y si estaba dispuesta, por supuesto accedì a su invitaciòn,
cafè de por medio me tocò a mì derramar algunas làgrimas y ella tambièn habrà visto
volar algùn tablero de ajedrèz , nos reìmos mucho de nosotras, mujeres que observamos
siempre la vida de otras, deseamos vivir lo que otras viven, sin saber por lo que estàn
pasando.
Martita ya no es tàn exàgerada con la limpieza,las charlas con amigas le quitàn tiempo,
ya no extraña al amor de su vida, màs bien està esperanzada y dice que cualquiera de estas
tardes sin quererlo la invitaràn nuevamente a compartir sus dìas, claro que se encontraràn
con una nueva Martita, ella dice que està aprendiendo a vivir y yo le creo.
El psicòlogo se quedò sin dos pacientes.
mcd.

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