Hay dìas en que no tenemos las fuerzas necesarìas.
Esos dìas en que se hace necesario un esfuerzo importante.
No hay palabras màgicas que puedan convencernos.
ponerla para arriba, la sacamos de su comodidad de pensar
que no podemos y en un instante convertimos su negatividad
en una melodìa màgica.
Es posible arrullarla...amarla y contarle nuestros buenos deseos.
No es el afuera, no son los demàs, somos nosotros, nuestros miedos,
nuestra ignorancia que permitimos que nos gobierne, cuando
deberìamos, con nuestras actitudes influenciar en ella.
La mente no descansa, nuestras fuerzas a veces flaquean,
el equilibrio es un aprendizaje constante y ahì enmarañados
vamos nosotros inmersos en la batalla por vivir.
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