sábado, 30 de septiembre de 2017

Tan insolente ella.

Tan insolente, por su manera descarada, su atrevimiento.
Esa mujer es eficiente en su oficio que precisamente no son las letras.
Lo saben quienes la conocen, lo de ella es otra cosa,su mundo no es 
la escritura, no sabe. Su mundo es terrenal.
Sus dìas pasan por la frialdad de los nùmeros, 
la rigidez de algunas planillas...algunas logra hacerlas a su medida,
para no ver tanta cosa cuadrada ...ni tantas lìneas perfectas.
No le agrada tanto esa perfecciòn de los nùmeros, se aburre.
En otros tiempos fueron su pasiòn ( todo daba justo)coincidìan
los resultados, armoniosamente pasaban por su vista.
Y un dìa se encontrò sumando y restando...su propia vida.
Las cuentas le dieron en rojo.
Cambiò y encontrò otro amor (siempre le fuè necesaria la pasiòn).
La cocina...cocinar fuè su puerta de entrada para poder canalizar
sus ganas de crear, algo que no fuera perfecto, algo propio y maleable,
es eso que la hace volar cuando quiere inventar un menù,
le dà participaciòn a sus sueños e imaginaciòn a sus instantes.
Hoy: Los nùmeros siguen estando presente pero...ella maneja los tiempos
La cocina: Mezcla de realidades,sueños e imaginaciòn.
Su atrevimiento: pretender escribir (pidiendo disculpas a los que saben)
Le pone pasiòn a todo aquello que intenta y sabe que le sobra...
Y asì và...atrevidamente...descaradamente e insolentemente.

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